Bujalanceños Ilustres
Antonio Rodríguez Cantarero "El Yesquero"
Antonio Rodríguez Cantarero, el Yesquero, matador de novillos, nacido en Bujalance (Córdoba) el 14 de septiembre de 1954, que debutó ante sus paisanos el día que cumplía dieciocho años de edad, con buen éxito, alternando con Alfonso Galán y Miguelete en la lidia de ganado de Pérez Pacheco. Ha intervenido en bastantes festejos económicos y ha logrado cierto cartel en ruedos de la provincia de Málaga. Resultó herido de alguna importancia al actuar en un tentadero en la ganadería de Flores Albarrán.
Actuaciones de «El Yesquero»
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Poetas Hermanos Arévalo
Son escasos los datos biográficos que conocemos que estos dos poetas y periodistas, pero haremos reseña de algunos de sus trabajos.
El poeta y periodista bujalanceño Francisco Arévalo publicaba con frecuencia sus composiciones literarias en los medios de comunicación de la capital, sobre todo en La Voz. En octubre de 1931, Francisco Arévalo publicó un nuevo libro de poesía “Córdoba, cárcel de amor”.
El día tres de junio de 1932, en el Hotel Regina de Córdoba, los periodistas obsequiaron con un banquete al hijo de Bujalance, Francisco Arévalo, por haber sido agraciado con el premio extraordinario del primer tema de los Juegos Florales. Asistiendo al banquete muchas personalidades, entre ellos el alcalde de Córdoba Francisco de la Cruz, Antonio Zurita Vera, Modesto Mestanza, compañeros periodistas de La Voz, ABC, Diario de Córdoba, Córdoba Gráfica, etc.
Los poetas hermanos Arévalo colaboraban frecuentemente en la prensa cordobesa. Y compusieron obras específicamente para el homenaje que Córdoba rindió a Julio Romero de Torres a finales de 1934, para el acto de homenaje al periodista desconocido en la posada del Potro en enero de 1.935, etc.
La literatura de los bujalanceños poetas hermanos Arévalo tienen unas características muy diferentes a la que aparece publicada en el semanario Bujalance, mientras los Arévalo crean unas composiciones que podríamos calificar de tradicionales y de temática local y regional tendente al costumbrismo, los articulistas de Bujalance, se recrean, a veces con irreverencia, sobre todo en la crítica anticlerical y antimonárquica, aunque no se olvidan de la crítica de costumbres un tanto bárbaras.
Mario López
D. Mario, nuestro poeta y pintor, nació en Bujalance el día uno de agosto de 1918, en la calle Tobosos que, a partir de 1985 cambiaría su nombre por el del poeta tras su nombramiento de Hijo Predilecto de su ciudad natal. Murió el uno de abril de 2003.
Tras realizar los primeros estudios en Bujalance, marchó a Madrid, donde ingresaría en el instituto escuela de la Institución Libre de Enseñanza. En esta etapa de su vida se fundamentará su carácter personal y literario, marcado por la elegancia espiritual, la tolerancia y el buen gusto que emanan de toda su obra, como lo hicieron de su persona.
En 1942 entró en contacto con los poetas con los que más tarde fundaría la revista de poesía «Cántico», aún cuando Antonio Hernández (presidente de la asociación Andaluza de Críticos Literarios) considere que su inclusión en el grupo del mismo nombre fue producto de la amistad con el resto de los miembros […] ya que la diferencia con respecto a los demás uniformados era tanto conceptual como expresiva. Colaboró en las más prestigiosas publicaciones literarias españolas y fue miembro de número de la Real Academia de Córdoba.
Ha recibido numerosos homenajes y premios; como muestra, el Internacional de Poesía del círculo de Escritores Iberoamericanos de Nueva York en 1963 o el de Andalucía de las Letras en su apartado de poesía, en 1997. Desde siempre apostó por la cultura, empezando en su pueblo en el que fundó y dirigió los Cuadernos de Arte, Historia y Literatura de la Biblioteca Municipal de Bujalance en 1958. Apostó después por los Juegos Florales de Primavera organizados por el entonces Instituto «Juan de Mena», que hoy lleva su nombre y dio igualmente su nombre al Premio Nacional de Poesía «Mario López», del que próximamente se celebrará al XI edición y que es conocido internacionalmente.
Ha publicado los libros «Garganta y corazón del Sur» (1951), «Universo de pueblo» (1960), «Siete canciones» (1968), Del campo y soledades (1968), «Antología poética» (1968), «Cal muerta, cielo vivo» (1969), «Universo de pueblo. Poesía 1947-1979» (1979), «Museo simbólico» (1982) y «Antología poética de Bujalance» (1985), y los cuadernos «El alarife» (1981), «Memoria de Málaga» (1992) y «Versos a María delValle» (1992). Es autor también de las antologías «Córdoba en la poesía» (1979) y «Fuentes de Córdoba» (1987).
En el homenaje que los críticos literarios andaluces rindieron a nuestro poeta, Antonio Rodríguez Jiménez aseguraba que «su poesía sorprende por la rara fidelidad a las raíces terrenales y no industriales y urbanas, Hay en ella autenticidad y transparente sencillez, elegancia serena y natural aprendida en la tierra, en la Naturaleza, Su obra mana armoniosa, sin prisas, y el poeta contempla, con la herencia en sus ojos de tantas miradas anteriores, cada amanecer, cada otoño, cada primavera».
Un año después, en el reportaje del mismo autor, publicado por el diario «Córdoba» el día siguiente a la muerte del poeta, este aseguraría: «El poeta […] no ha muerto porque sus versos lo harán eterno». Nosotros queremos hacer nuestra esta idea, y apostillamos: «D. Mario no se ha ido, se ha diluido en su entorno y en este paisaje bujalanceño en el que se desarrolló su vida y su obra».
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Pedro Lavirgen Gil
Pedro Lavirgen Gil. Nace en Bujalance el 31 de julio de 1930 y desde su niñez manifiesta su disposición musical, aunque son dos hechos los que le conducen a la carrera del canto: de un lado, su internamiento, durante tres años, en el hospital de Hermanos de San Juan de Dios en Córdoba donde formó parte del coro y, de otro, la influencia del párroco de Bujalance, don Ladislao Senostaín, quien organiza un coro y le convierte en su solista. Terminado el bachillerato, obtiene el título de maestro nacional y marcha a Madrid donde, a la par que imparte sus clases, se examina para ingresar en el Coro de Cámara de Radio Nacional de España.
Después de alternar docencia y canto por un tiempo, abandona la escuela y se hace corista del Teatro de la Zarzuela, a la vez que estudia música en el Conservatorio y arte escénico en la Escuela Superior de Arte Dramático. Conoce a don Miguel Barrosa, maestro de canto, y antes tenor muy apreciado en Italia durante veinte años, y es éste quien completa su formación como cantante.
Se presenta como tenor solista en 1959 en Zaragoza, con Marina, obteniendo un buen éxito. Canta diversas zarzuelas y, en 1964, José Tamayo lo contrata como primer tenor para la denominada «Compañía Lírica Amadeo Vives». Hizo su entrada en el mundo de la ópera interpretando Aída en el Teatro Bellas Artes de México, con Antonietta Stella y Robert Merrill y se presenta en el Liceo de Barcelona con Carmen. En dicho teatro actúa durante diecinueve temporadas consecutivas, récord no igualado por cantante alguno. Triunfa con I Pagliacci en la Staatsoper de Viena, con Tosca en el Metropolitan neoyorkino, con Turandot en la Scala, en la que había debutado el 1 de febrero de 1976 con Aída, destacando sobremanera en los papeles apasionados y dramáticos, entre los que destaca el de «Don José» en la ópera de Bizet, papel con el que se presentó en 1975 en el Covent Garden londinense.
A lo largo de su carrera ha recibido innumerables galardones, entre los que cuentan los premios nacionales de Teatro de 1963 y 1972, la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1967, la medalla de oro del Círculo de la Ópera de México en 1965, la del Liceo barcelonés en 1969, el Verdi de Oro en 1973 y el «Jussi Bjoerling» de Módena en 1977. Prácticamente retirado en 1993, desempeña la cátedra de canto en el Real Conservatorio de Madrid.
Existe en su honor una avenida con su nombre en Córdoba, una plaza con su nombre en Bujalance, el Concurso Internacional de Canto «Pedro Lavirgen» de Priego de Córdoba, la Asociación Musico-cultural «Pedro Lavirgen» (banda, coral y grupo de teatro) de Bujalance y la Escuela Municipal de Música «Tenor Pedro Lavirgen» de Bujalance.
Pedro Dueñas
Según la opinión de E. Caro y del P. Darío Cabanelas, que nos parece la más probable, fray Pedro era natural de Bujalance, provincia de Córdoba; sus padres eran Alonso de Dueñas e Isabel Sebastián; el padre, a su vez, era natural de Dueñas, en el obispado de Palencia, de donde tomó el apellido que luego pasó a su hijo fray Pedro. Este se dedicaba a la labor del campo cuando sintió deseos de entrar en la orden franciscana, y, con la aquiescencia de su padre, se dirigió al convento de San Francisco del Monte.
Allí vistió el hábito franciscano, en el estado de hermano no clérigo, y se distinguió por su humildad y sencillez; tendría unos dieciocho años. Cuando fray Pedro terminó el noviciado e hizo la profesión, fray Juan le comunicó su deseo de que le acompañara a predicar a los musulmanes de Granada.
Aunque la comunidad de San Francisco del Monte puso reparos a los deseos de fray Juan, por la juventud de fray Pedro y su corta experiencia en la vida religiosa, acabó otorgando su licencia, y, desde ese momento, las vidas y martirio de estos varones de Dios discurrirán juntas.
María Luisa Girón Romera
Nació en Bujalance el veinticinco de agosto de 1887 y murió en Valencia el ocho de agosto de 1936, a loscuarenta y nueve años de edad. A los cuatro años, sus padres, Andrés Girón y Sofía Romera la llevaron al colegio de las Madres Escolapias de Bujalance. En 1916, ingresó en el noviciado de las Escolapias de Caravanchel y tomó el nombre de Sor Mª Luisa de Jesús.
El veintidós de septiembre de 1919, llegó destinada al colegio de San José de Valencia, en 1920, fue destinada al colegio de La Habana, en Cuba, regresó de Cuba el dieciséis de octubre de 1934 y fue nuevamente al colegio de Valencia para atender las clases de primera y segunda enseñanza.
El diecinueve de julio de 1936, la Comunidad se vio obligada a abandonar el colegio y a buscar refugio en casas de familiares y alumnas, el ocho de agosto, cinco de las ocho religiosas que habitaban el piso fueron conducidas a la playa del Saler, donde fueron asesinadas.
En 1956, se inició el proceso de beatificación de estas cinco monjas, proceso que ha acabado el día once de marzo de 2001, día en el que el papa Juan Pablo II beatificó a esta santa bujalanceña. Por este motivo, las parroquias de Bujalance han editado un pequeño volumen que recoge una breve semblanza humana y espiritual de Maria Luisa Girón Romera.
Luis Escribano y Morales
Sobre Luis Escribano y Morales se está pendiente de investigar en profundidad su biografía, los datos que hasta ahora puedo aportar son los que busqué hace unos años, a petición de su bisnieto Rafael Cabrera, quien me proporcionó la única fotografía de su antepasado. De la información facilitada por la familia y la encontrada en el Archivo Histórico Municipal y en el Parroquial se desprende lo siguiente:
D. Luis Escribano y Morales, nació en Bujalance el día 23 de enero de 1823, fue bautizado en la iglesia parroquial de la Asunción el día 25 de ese mes por el cura Sebastián Jiménez Borrego, era hijo legítimo de Melchor Escribano, natural de Molinos de Duero, provincia de Soria y de Josefa Morales de esta ciudad, nieto paterno de Cosme Escribano y de María Chicote naturales de dichos Molinos de Duero y materno de José Morales, natural de Astorga y de María de Torres natural de esta ciudad, le pusieron por nombre Luis María, Ildefonso de la Santísima Trinidad, fue su madrina Teresa Jiménez Soto y testigos Antonio Flores, Felipe Benítez y Manuel Fernández. Estudió en el Seminario de San Pelagio hasta bien avanzada la carrera sacerdotal, doctorándose en Teología, Derecho y Letras.
Casó con Casilda Tirado Herrero, natural de Pozoblanco, bastante más joven que él, a la que conoció tomando los baños en el Balneario de Fuencaliente (Ciudad Real). Tuvo seis hijos a los que fue dando nombre según el orden alfabético de las vocales, a saber: Áurea, Elena, Ismael, Orosia y Úrsula.Prestigioso jurisconsulto, fue catedrático en varias universidades, poeta, escritor, etc. Parece ser que obtuvo la Cátedra de Derecho Civil en la Facultad de Oviedo de la que no llegó a tomar posesión al ser «fichado» por el marqués de Villaseca y de Viana para que se encargara de sus asuntos legales, trasladándose a Sevilla para este fin donde le sorprendió la muerte. Según noticias familiares, murió en Sevilla en el año 1878 con 55 años.
Sobre la calle que lleva su nombre.
Los bujalanceños seguimos conociendo esta calle con el nombre oficial de Luis Escribano y con el popular e histórico de «Mesones» entrelazando el simbolismo y la solera que conlleva el uso de dos nombres. En la calle «Mesones» había establecidos mesones, posadas y fondas, fue lugar de encuentro, aposento y posada para viajeros y trajinantes, de tratos, de intercambios, de campesinos que llegaban al pueblo a reponer alimentos, de encuentro para los residentes, lugar de charla y descanso, de tomar bebidas, sobre todo vino y aguardiente, las llamadas «bebidas espirituosas» y comida; hasta una mancebía cercana atendía otras «necesidades»… descanso entre jornadas, para seguir el camino.
En los padrones del siglo XVII aparece esta calle con el nombre de Mesones, como expresión popular de los negocios que en ella florecieron y perduraron durante siglos. En esta céntrica vía se han ido sucediendo titulares que ejercían esta actividad. El mesonero Gabriel Félix en 1700, Alfonso Cabello «La Malagueña» que se autodenominaba Casa de comidas y pescados fritos y al natural durante la Segunda República, o el último, desaparecido a mediados del siglo pasado, La Posada de Millón, que estaba ubicada haciendo esquina con la calle Pedro Serrano y que ocupaba el solar que actualmente ocupa el Banco de Andalucía y edificios anexos de la calle Luis Escribano, junto al cual, en el pasado, salía una callejuela que llegaba a lacalle Santa Ana, hoy desaparecida. Hoy, aún se conserva el espléndido edificio que constituyen las actuales casas número tres y cinco de esta calle, arquetipo de este tipo de mesones.
El nombre de Luis Escribano se le asignó en 1921, siendo alcalde don Juan María Lara Ceballos. Este acuerdo dice lo siguiente: «El Sr. Alcalde manifestó que uno de los hombres más preclaros que dio el siglo diez y nueve el pueblo de Bujalance, fue sin duda alguna el gran teólogo y notable jurisconsulto Don LuisEscribano y Morales; y como de estos hombres excepcionales debe conservar siempre un recuerdo el pueblo que les vio nacer, proponía a la Corporación que en una de las calles de esta población, se grabe su esclarecido nombre, como medio de honrar su memoria y de hacerla imperecedera. El Ayuntamiento querecuerda con orgullo los grandes méritos y relevantes condiciones de aquel bursabolitano ilustre, accediendo gustosísimo a los deseos de la presidencia, acuerda que el nombre de la calle Mesones de esta ciudad, sea sustituido con el de Luis Escribano; y que este acuerdo se comunique a la familia del sabiofallecido y se haga público, en la forma que la ley determina, a los efectos procedentes».
Posteriormente, su hijo, Ismael Escribano, se personó en Bujalance para agradecer al Ayuntamiento el acuerdo adoptado, de lo cual quedó constancia en el Pleno del día 22 de octubre de 1921, que dice: «El Alcalde manifestó que el día doce de los corrientes había visitado esta población Don Ismael Escribano con el exclusivo objeto de expresarle personalmente su agradecimiento a la Corporación Municipal por el acuerdo adoptado en la sesión del veinte y uno de Mayo último perpetuando la memoria de su Sr. PadreDon Luis Escribano y Morales en una de las principales calles de esta Ciudad, a la cual se le ha dado su nombre, y que en la imposibilidad de permanecer el Don Ismael en este pueblo el tiempo que fuera su deseo, había rogado al Primer Teniente de Alcalde Don Ricardo de Latorre Villalba que en su nombrecumpliese para con la Corporación ese deber de gratitud. El Ayuntamiento quedó enterado y satisfechísimo de la corrección y cortesía de Don IsmaelEscribano».
Biografía realizada por D. Francisco Martínez Mejías. Cronista Oficial de Bujalance.
Leopoldo Martínez de la Reguera
Leopoldo José María nace en Bujalance el 15 de agosto de 1841. En Sevilla se gradúa de Bachiller en Filosofía, el 6 de julio de 1857, siendo premiado en 1856 con diploma de honor y retrato por sobresaliente en ese curso. Inicia estudios de Medicina en Madrid en 1858, donde se gradúa en 1861. Se licencia en Medicina y Cirugía, con calificación de Sobresaliente, el 30 de septiembre de 1863 en la Universidad de Sevilla.
Continúa su especialización médica y, en la víspera de la Nochebuena de 1864, lee su tesis doctoral «Utilidad de los baños y lavaderos públicos», y es investido Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad madrileña. Mientras cursa Medicina, se matricula en la Escuela Superior de Pintura de Madrid para continuar los estudios que había empezado en Jaén y en Sevilla. Su genialidad le llevan a ganar dos concursos convocados por dicha escuela 1858 y 1859. Su formación académica la completa con los estudios de Derecho en Sevilla y Madrid. Obtiene el título de Licenciado en Derecho Civil y Canónico con nota de Sobresaliente el 7 de junio de 1874.
Ese mismo año acaba el Doctorado.
En 1864 es nombrado por el Director General de Beneficencia y Sanidad Director Interino de los Baños de Arenosillo de Montoro, posteriormente es nombrado Director de los Baños de Caldas de Malavella. El 1866 gana las oposiciones a Director de Baños. En 1869 es subdelegado de medicina y cirugía del antiguo distrito de Bujalance. En 1861 es redactor en Madrid de la revista La Minerva y posteriormente colabora en otras muchas publicaciones, entre ellas El Bazar y El siglo médico. Fue Director de los balnearios «La Margarita de Loeches», «Fuencaliente», «Jabalcuz», «Puertollano» y otros.
Martínez de la Reguera tiene una dilatada vida profesional como Médico de baños, pero quizás en lo que más destaca es en su ingente labor de investigación y en una copiosa producción literaria. Bien como escritor de obras científicas, bien como creador. Por ello, mantiene relaciones tanto con organismos estrictamente literarios y artísticos, como con asociaciones técnicas y científicas. Como consecuencia de sus innumerables contactos profesionales y artísticos, se derivaron multitud de reconocimientos, premios y distinciones. Pertenece desde el 8 de enero de 1872 a la Sociedad de Hidrología Médica de París. En Abril de ese mismo año recibe el premio del Real Consejo de Sanidad por su Monografía de las aguas de Arenosillo y Reseña histórico-descriptiva de Montoro. En 1882 es comisionado por el Ministerio de Gobernación para escribir la Bibliografía Hidrológico Médica Española. Por la publicación de esta obra tuvo varios galardones. Además, Reguera obtiene a lo largo de su vida numerosos premios y distinciones, entre ellos, los siguientes: El otorgado por concurso público por la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona; Concurso literario de Burdeos en septiembre de 1873; el de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; Cruz de Isabel la Católica, por los servicios prestados en la Exposición Nacional de Minas; Cruz de primera clase de Beneficencia por su colaboración espontánea y desinteresada a una epidemia de coqueluche tifoidea en 1864; Cruz de epidemias por la asistencia médica prestada a una epidemia de viruela tífica de la que también fue contagiado; Cruz de Carlos III a la que renunció, Encomienda de Carlos III por su Memoria de Arenosillo, a la que también renunció.
En 1871 asiste a una epidemia de varicela en Bujalance. Esta epidemia dura dos años. En 1892 y en 1896 forma parte del Jurado de la Audiencia de Madrid. Actúa como Secretario de tribunal de oposiciones a Médico de Baños en 1887. Fue Vocal de las oposiciones a Cátedra a la Escuela Especial de Veterinaria de Córdoba, y de las de Medicina Legal de la Universidad de Valladolid. Es tesorero de la Comisión organizadora del Congreso Hidrológico Nacional.
El prestigio alcanzado cruza las fronteras y el Vizconde de Lussad publica en 1873 su retrato y su biografía en el libro «Nos contemporains». La Gasette publica también retrato y biografía. En España, El Faro de la Salud, de Linares y el Almanaque de Medicina y Farmacia.
Sobre sus obras se han escrito artículos en revistas y publicaciones periódicas como: Siglo Médico, anales de la Sociedad Española de Hidrología Médica, La Medicina Contemporánea. Es fundador de la Sociedad deBibliófilos españoles, del Liceo Científico Literario Español, del Instituto Médico de Barcelona, de la Sociedad Ginecológica Española. Fue académico numerario y correspondiente de numerosas academias españolas y extranjeras.
La obra de Martínez de la Reguera es muy dilatada, y su especialidad médico científica le inclina a hacer ensayos médicos, históricos, políticos sobre fauna, flora, mineralogía…; su formación humanística le lleva a cultivar la prosa puramente literaria y el verso. Los títulos más importantes son: Historia de una epidemia de coqueluche tifoidea; Fauna de Sierra Morena; Ornitología de Sierra Morena, publicada en 1886; Pedro Bayardo, premiado en el segundo concurso literario de Burdeos en 1873; Influencia morbosa de las revoluciones; Andalucía ha sido el teatro de todos los sucesos que han modificado la situación política de España; Ensayos poéticos; El regreso de los muertos; La mujer, en su origen y organización, es más perfecta que el hombre, 1881; Anuario oficial de las aguas minerales de España; Biografía de los escritores de Roma y de Oriente nacidos en España; Los Talismanes y la adivinación, de tema arqueológico; Bibliografía Hidrológico-médica española, premiada por la B.Nacional en 1888; utilidad de los baños públicos; Compendio de Histología Humana; Diagnóstico diferencial de las flegmasías serosa y aprenquemantosa; Estudio crítico de literatura del siglo XVI; Carácter general de las flegmasías; monografía del perro; Historia descriptiva de la noble, leal y patriótica ciudad de Montoro; Los Bárbaros africanos, estudio histórico; Los nueve de la fama; La Apoteosis, sobre arqueología; Idea de laCivilización; Ensayos poéticos; Arte poético; Don Espíritu; Memorias anuales y Los barbarrojas africanos.
Según información facilitada por su nieto José Luis Armendariz, falleció en la Ciudad de Cádiz, el día 2 de Mayo de 1917, a los 75 años.
Biografía realizada por D. Francisco Martínez Mejías. Cronista Oficial de Bujalance.
Juan Martínez Cerrillo
Nació en Bujalance en 1910 y se trasladó a Córdoba a los seis años, donde adquirió una sólida formación artística, primero en la Escuela de Artes y Oficios y después en el taller de Rafael Díaz Fernández. En Córdoba realizó toda su copiosa obra, tan rica como diversa, puesto que este notable creador, de espíritu polifacético, se desdobló en las más distintas facetas del arte. Fue pintor paisajista en su juventud, pero tras la Guerra Civil de 1936-39 se apasionaría por la escultura en general y por la imaginería procesional en particular.
Más tarde, sin abandonar ambas facetas, Martínez Cerrillo dirigiría sus afanes creadores hacia los cueros artísticos. Sobre todo en la imaginería procesional su labor fue extraordinaria. A lo largo de su vida talló una larga serie de sesenta vírgenes dolorosas y de gloria que se hallan repartidas por Córdoba capital yprovincia, pero también por numerosos puntos de España, Bélgica, Argentina, Venezuela y Panamá. También realizó una serie de 38 imágenes de Cristo.
Entre su producción imaginera relacionada con la Semana Santa de Córdoba, destacan las vírgenes de la Paz (1939), la Alegría (1944), la Esperanza (1947) y la Piedad (1958). También son importantes los cristos de la Humildad y Paciencia (1944), La Sentencia (1945), Las penas de San Andrés (1954) y la Entrada Triunfal en Jerusalén (1963). En la provincia cordobesa son también muy numerosas sus obras: vírgenes de los Dolores de la Vera Cruz de Fernan Nuñez, y de la Paz de Lucena, así como varias imágenes titulares de la Semana Santa de su Bujalance natal.
Además de esta labor imaginera, caracterizada por un barroquismo de dulzura expresiva, alejada del desgarro expresionista, Juan Martínez Cerrillo, como pintor al óleo realizó una bella serie de cuadros teniendo como tema todos los pasos de Semana Santa de Córdoba, y otra sobre los patios típicoscordobeses. Fue un dominador del procedimiento de ejecución del arte del cuero, con el que realizó muchas obras sobre temas religiosos y populares andaluces. Falleció en Córdoba en 1989.
Juan Díaz del Moral
El 24 de enero nació en Bujalance una de las grandes personalidades de la cultura cordobesa contemporánea. Realizó sus estudios de bachiller en el colegio de la Asunción de Córdoba obteniendo premios en disciplinas como Retórica y Poética, Historia Universal, Aritmética y Álgebra y Geometría y Trigonometría.
Continuo su formación profesional en la Universidad de Sevilla, donde se licenció y doctoró en Filosofía y Letras y en Derecho. En dicha Universidad ejerció la docencia como profesor en Metafísica lo que le permitió entrar en contacto con Federico de Castro y posteriormente en Madrid, con Francisco Giner de los Rios. De esta forma pudo conocer los planteamientos reformistas de la Institución Libre de Enseñanza, lo cual influiría en algunas de sus actividades años después. Pero la necesidad económica le hace abandonar la Universidad y desde 1.898 se hace cargo de la notaría de su pueblo natal, que ocupó hasta 1935 en que se trasladó a Madrid. Tras la Guerra Civil, sometido a depuración política, fue trasladado a Caravaca (Murcia) donde se jubiló en 1945. Murió en Madrid, el 7 de noviembre de 1948. Durante su larga vida desarrolló una fructífera actividad intelectual y también política, esta última durante la segunda república. Dentro de la primera hay que resaltar su participación en un proyecto de extensión educativa que se llevó a cabo en el Centro de Sociedades Obreras de Córdoba con la colaboración del Instituto General y Técnico, por iniciativa del secretario y catedrático del mismo Eduardo Hernández Pacheco. Allí dictó conferencias como Historia del movimiento obrero (1905) y Economía Social (1910). En esta colaboración es donde podemos ver la influencia institucionista antes citada, puesto que la experiencia, vigente hasta el curso 1910-1911, se planteó a semejanza de la extensión universitaria de la Universidad de Oviedo.
Pero su relevancia entre la comunidad científica la ha obtenido por su libro Historia de las agitaciones campesinas andaluzas, editado por primera vez en 1929 y calificado por Tuñón de Lara como “modelo de historia social de nuestra patria”. Hoy en día es una referencia indispensable en cualquier trabajo sobre historia social de Andalucía, aporta datos sobre organizaciones obreras y patronales de la provincia de Córdoba y un estudio de la conflictividad a partir de un esquema metodológico en el que analiza la propaganda, la organización, la lucha y sus resultados, centrándose sobre todo en el periodo 1918-1920, que denominó trienio bolchevista. La obra también ha sido objeto de crítica por las interpretaciones de carácter psicologista que a veces utiliza, aunque aún está por hacer un estudio riguroso de la misma.
Entre su actividad intelectual también hay que citar sus colaboraciones en la prensa cordobesa, así como en la revista España, fundada por Ortega y Gasset. Esta obra importante, aunque poco conocida, fue Las reformas agrarias en Europa, publicada después de su muerte.
En cuanto a su actividad política, se inicia plenamente cuando fue elegido diputado por la provincia de Córdoba en las elecciones de junio de 1931, siendo el candidato más votado en la provincia. Acudió a los comicios como miembro de la agrupación al Servicio de la República, formada fundamentalmente por intelectuales y que tenía como mentor a Ortega y Gasset. Su participación en aquellas primeras Cortes republicanas estuvo centrada en la discusión del proyecto de reforma agraria, al que presentó un voto particular. Al mismo tiempo, hay que señalar que, al menos entre 1930 y 1934, fue secretario de la Asociación Nacional de Olivareros, lo que se puede relacionar con su proyecto de formar un Bloque Agrario en los primeros años de la dictadura de Primo de Rivera.
Sin entrar en valoraciones sobre su vida y su obra, no cabe duda que actualmente, tal como él quería, no nos parece infecundo su trabajo, que expresó como el de “un hombre que ha consagrado muchas horas a recoger datos, a registrar hechos y salvar del olvido interesantes documentos, en inminente riesgo de perderse para siempre”.
Juan Antonio Corredor Martínez
Juan Antonio Corredor nace en Bujalance en 1940. En 1956 ingresa en la escuela de Artes y Oficios de Córdoba, trabajando en este periodo como sacador de puntos en fundición a la cera perdida. En 1962, realiza estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, Sevilla. Posteriormente, en 1963, cursa estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, donde obtiene el título de Licenciado en Bellas Artes.
Trabaja como profesor interino de dibujo, en enseñanza media, entre 1967 y 1972, año en el que obtiene, por oposición libre, la plaza de profesor de Término de Modelado en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Granada. Asimismo ha sido profesor de la Facultad de Bellas Artes de Granada, en el departamento de escultura.
En el año 1993, es nombrado Académico Numerario en la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Antiguas de Granada, obteniendo también el doctorado. En 1995 es nombrado Académico por la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla.
Queremos destacar especialmente su aportación al conocimiento y desarrollo de la escultura a través de la edición de su libro “Técnicas de fundición artística”, tratado único en su género.
Fray Pedro Soriano
En la Batalla de Lepanto participó, al frente de un grupo de Hospitalarios, un Bujalanceño de excepcional calidad humana.
Nació en 1515. No hay noticias referentes a los padres y hermanos de Pedro Soriano, tampoco acerca de sus primeros años de vida. Abundan los informes respecto a otros períodos de su vida, especialmente relacionados con sus actividades religiosas. El apellido Soriano abunda mucho en el siglo XVI y aún se sostiene hay en la genealogía bujalanceña y aparece, por lo general adscrito a familias de labradores.
Pedro Soriano fue uno más de los bujalanceños que un día abandonaron su pueblo para alistarse en las filas de los gloriosos tercios de castilla, ilusionado por nuevas aventuras. Fue un admirador de San Juan de Dios, de la vida y la entrega a los más necesitados. Tras seguir los pasos de aquel ser sobrehumano, se consagra al servicio de la caridad, entrando en la Hermandad. Según la cronología Hospitalaria, recibió el hábito en Granada en 1555, transcurridos cinco años del nacimiento del fundador, de manos del venerable Juan García, el único superviviente de los cinco primeros seguidores y testigos de la vida delSanto.
Cuando llegó el momento de organizar los efectivos sanitarios de la Santa Liga contra el poderío turco, el propio Juan de Austria pidió al prior de Granada el envío de algunos hermanos, correspondiendo éste con laprestación de ocho hospitalarios, presididos por Pedro Soriano. Embarcó hacia la gran batalla naval con Marco Antonio de Colomna, que mandaba las galeras pontificias.
Finalizada la memorable jornada, de regreso, los navíos van dejando a los heridos y enfermos en los hospitales del litoral italiano, en los que siguieron los hospitalarios prestando su benemérita labor. En el hospital de Mesina queda hospitalizado un combatiente: Miguel de Cervantes, que seguro recibiría más de una vez los cuidados de Pedro Soriano, por su calidad de superior del grupo de hermanos. Terminada la curación de sus heridas, Cervantes pasó a convalecer a Palermo. Pedro Soriano se había trasladado con anterioridad a Nápoles, para saludar a Juan de Austria, de quien recibió 5.000 ducados por la eficaz laborrealizada por él y sus compañeros en Lepanto. Construyó en Nápoles un hospital, que sería el primero de la orden en Italia, terminado en 1572.
Tres fueron los pontífices con los que mantuvo Pedro Soriano asidua comunicación: Pío V, Gregorio XIII y Sixto V. Según la Crónica General Hospitalaria, Pío V llegó a ofrecerle el Capelo Cardenalicio, del que hizo firme renunciación en aras de los pobres, a cuyo único servicio –manifestó- quería vivir sometido.
El año 1586, Sixto V aceleró la confirmación de las Bulas conferidas por sus predecesores para la concesión de la Orden Religiosa con hospitales autónomos, dependientes de los respectivos obispados. A su paso por Perugia, le sorprende la enfermedad, de la que muere el 18 de agosto de 1588. Aquel día la Orden Hospitalaria en Italia perdía un hombre encendido de caridad, el heroico sanitario de La Alpujarra y de Lepanto, el humilde fraile.
Perugia guarda celosamente el sepulcro que guarda las cenizas de este bujalanceño.
Fray Antonio Caulín
Fray Antonio de Caulín (1719-1802?) fue un bujalanceño, franciscano, que dejó escrita la observación de la realidad circundante, desde la etnología al arte, pasando por la geografía y el desarrollo demográfico, sin olvidar el interés económico y polícito. Los venezolanos reconocen que Caulín además de ser un misionero franciscano fue un geógrafo importante para la Historia de Venezuela y le dedican hasta un tomo de su “Enciclopedia de Venezuela”.
Después de 16 años en América, tras ya escrita la que sería su obra principal: “Historia Corográfica, Natural y Evangélica de Nueva andalucía, Provincias de Cumaná, Nueva Barcelona, Guayana y Vertientes del río Orinoco”comienza el largísimo expediente de impresión y publicación de la obra, instancia abierta ante el Consejo de Indias de 26 de Junio de 1760, más tarde desde Granada y Bujalance, desarrollará una gran labor como reformador de estudios anquilosados, imponiendo progresivamente aquellos sistemas que el Padre Molina, desde el Ministerio General de Madrid refrenda como aceptables, pese a una fuerte oposición.
La influencia de obra y el pensamiento del Padre Feijoo se refleja en Caulín que continua su labor reformadora, y cuando en 1782 aparece el Plan de Estudios de la Provincia de Granada (provincia alterada en su configuración en la Junta de Bujalance de 6 de abril de 1769 a instancias de Caulín), será una plasmación de los cambios que ya desde 1767 lleva aplicando el franciscano.
Fray Antonio Caulín divide su obra en cuatro libros. El primero de ellos lo dedica por entero a situarnos en el contexto geográfico-étnico y sociopolítico en el que pretende desarrollar su obra. En el segundo nos relata las diferentes conquistas que directa o indirectamente ha recogido convirtiéndose en algunos capítulos en espectador directo. En el tercer libro una vez hechas las introducciones de contexto, pasa a relatar la propia conquista evangélica, misiones, fundaciones, expediciones, de misioneros que se adentran en el desierto verde de la selva. La última parte es una exhortación a los religiosos, para que busquen por medio de la predicación una salvación de su alma. También se encuentran elegías a la vida de sus predecesores o a compañeros con los que convivió, que invitan a reflexionar sobre la “muerte en santidad”y la “plena salvación”.
La descripción científica de las observaciones, el método seguido para elaborarlas, la búsqueda a la verdad que le hace contradecir en numerosas ocasiones a los tratadistas ya consolidados, es uno de los aspectos más sobresalientes de la “Historia Corográfica” .
Francisco, Juan y Sebastián Rodríguez Muñoz (Hermanos Juiles)
Los Hermanos Francisco, Juan y Sebastián Rodríguez Muñoz fueron destacados dirigentes del sindicato de oficios varios “La Armonía”, adherido a la Confederación Nacional del Trabajo-FAI, durante los años de la Segunda República Española.
Destacó sobre todo Francisco Rodríguez, que ocupó cargos directivos de este sindicato lo que le llevó a tener que exiliarse a Francia después del levantamiento revolucionario acaecido en Bujalance en diciembre de 1933, conocido como los “Sucesos del 33”, durante los cuales los anarcosindicalistas fueron dueños de l ciudad durante dos días y en los enfrentamientos con las fuerzas públicas murió un guardia civil y varias personas, entre ellas dos sindicalistas, Antonio Milla Salas y José Porcel Pulido, Presidente y Secretario del Sindicato “La Armonía”, a los que la fuerza pública le aplicó la Ley de fugas.
Francisco Rodríguez creó una organización de ayuda a los presos, siendo detenido en 1934 en Denia (Alicante). Liberado en 1936, tras el triunfo del Frente Popular, intervino activamente en la Guerra Civil española como comandante de la 88 Brigada Mixta, a cargo de Pérez Salas.
Acabada ésta junto con unos treinta compañeros se introdujeron en Sierra Morena, donde mantuvieron la resistencia armada al franquismo, teniendo varios enfrentamientos con la Guardia Civil. Murieron en combate con la fuerza pública el 5 de enero de 1944,en un cortijo de la sierra de Montoro llamado “Mojapies”, siendo sus cuerpos trasladados a Bujalance, donde fueron sepultados en una fosa común del cementerio. En junio de 2005 se les ha tributado un homenaje y se colocó un monolito conmemorativo en el lugar donde murieron.
Con anterioridad a este homenaje, el día uno de mayo de 2004, a ellos y a los represaliados por el franquismo, se les tributó un emocionante reconocimiento, instalándose un monumento en la fosa del cementerio de San Bartolomé de Bujalance, donde yacen sus restos, que se encontraba sin lápida ni inscripción alguna. Este acto estuvo organizado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica “Germinar” de Bujalance.
Francisco Benítez Mellado
Nació en Bujalance en 1883. Hizo sus primeros estudios artísticos en Sevilla con el pintor costumbrista José García Ramos, trasladándose a Madris, hacia 1907, para ampliar su formación estética, con Joaquín Sorolla. La integración de Benítez Mellado en el mundillo artístico de la capital de España fue rápida, participando y triunfando en diversas exposiciones. Después de ser galardonado con una mención honorífica por un óleo titulado Interior de una casa de Bujalance obtuvo medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes, de 1911, por su gran cuadro Un día menos, conservado en el Ayuntamiento de Bujalance.
En 1915, Francisco Benítez Mellado comenzó a trabajar como dibujante especializado en la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas de Madrid y Barcelona donde colaboraría brillantemente con los más famosos historiadores y arqueólogos contemporáneos –Obermaier, Hernández Pacheco, conde de la Vega del Sella, Martín Almagro, Pericot, etc.-, llevando a cabo las reproducciones de las pinturas rupestres en las más importantes cuevas españolas. Sus reproducciones figuran en todas las historias del arte hasta ahora publicadas, y según Camón Aznar, “las reproducciones de Benítez Mellado resumen con maravillosa acuidad las características de este arte”.
Su trayectoria de pintor de caballete estuvo marcada en principio por las inevitables influencias de sus primeros maestros –el costumbrismo de García Ramos y el luminismo de Sorolla- para desembocar en el campo del Modernismo, del que era pontífice su paisano y gran amigo Julio Romero de Torres, con le que conectaría profundamente, tanto en el concepto pictórico como en su amor por lo telúrico cordobés. Sin duda alguna, toda la producción de Benítez Mellado fue una rotunda exaltación de su Bujalance natal.
Más tarde se trasladó a Chile, donde cultivó apasionadamente la pintura, con los más diversos temas –retratos, paisajes, bodegones, composicionesdejando obras importantes en este país y en Vancouver (Canadá), con ecos nostálgicos de su Bujalance natal. También cultivó allí la ilustración, destacando las magníficas láminas que realizó para la obra de José Toribio Medina Los aborígenes de Chile. Falleció en 1962 en Santiago de Chile.
Don Diego de Torquemada y Toboso
En la calle de San Pedro, de esta ciudad, vino a la vida, el año de 1524, un niño, descendiente del noble linaje de los Torquemada, que , andando el tiempo había de sobresalir brillantemente dentro del Episcopado español durante el reinado de Felipe II.
Sus padres, don García de Torquemada y doña Elvira de Toboso, dama, también, de esclarecida progenie, habitaban en la citada calle la casa solariega que, siglos atrás levantara un antepasado del primero, rico-home de Castilla, llegado a estas tierras de Bujalance con ocasión de la reconquista de Córdoba.
Este hogar donde creció don Diego, fue, seguramente, uno de aquellos hogares de la España imperial, en los que se guardaba permanente culto a las más altas virtudes de la raza: familia muy cristiana, de hidalgos labradores, de vida modesta y almas sustentadas por aquella incontenible efusión del espíritu hispánico… En el seno de este hogar recibió Don Diego sus primeras impresiones infantiles, que, sin duda, se verían favorecidas en su desarrollo por el hecho de vivir entonces en Bujalance momentos de un admirable fervor religioso.
Hizo aquí sus primeros, bajo la dirección del clero de la Parroquia de la Asunción y de los Religiosos de San Francisco; de ellos tomó nociones de Gramática, Latinidad y otras materias y, ya adolescente, marchó a laUniversidad de Alcalá, donde llegó a alcanzar, entre otras investiduras, la de Doctor en Teología, que fue en adelante su ciencia predilecta. Pasó luego a Salamanca, en cuya Universidad fué catedrático de dicha disciplina durante algunos años, labor que interrumpió para acudir a opositar a la Canongía Magistral de Zamora, que obtuvo por unanimidad.
Dentro ya de la carrera eclesiástica dedicó su principal actividad a la predicación; sus muchos conocimientos teológicos y su larga y esmerada preparación universitaria, le hicieron destacar pronto como orador muy notable. Informado Felipe II de sus merecimientos le presentó para la que sede de Tuy, de la que tomo posesión en 1565; tenía entonces 41 años.
Su labor apostólica, sus dones de orador, sus virtudes, en suma, le dieron una personalidad muy acusada en aquel medio de tantos y tan excelentes personajes que componían el clero de la época, por lo que, nuevamente el Rey le volvió a escoger para cubrir vacante de la Archidiócesis sevillana, después de la de Toledo, la sede más importante de España. ¡Más no quiso el destino que tuviera realidad tan Magna elección! Era tan grande su figura, tan positivos sus méritos, tanta la protección real, que seguidamente al hecho de la decisión del Soberano, la envidia de sus émulos se alzó contra él, haciéndole victima de inocua delación, que tuvo, como primera consecuencia, paralizar los trámites de su confirmación por la Santa Sede, hasta el esclarecimiento de la verdad, que acaso no hubiera tardado en resplandecer, pero la amargura de don Diego fue tan enorme, tan profundo su dolor, que apenas pudo sobrevivir unos meses a las calumnias que vio desatarse contra él, abatido por la injusticia le sobrevino la muerte en Madrid, entregando su alma a Dios en los últimos días del año 1582, unas semanas más tarde que Santa Teresa de Jesús. Sus restos descansan en la catedral de Tuy.
Han sido motivos para traer aquí la presente semblanza, por un lado el intento de deshacer, mediante la difusión de estas hojas, el error en que muchos bujalanceños incurren tomando a este personaje por el muy nombrado Inquisidor General de mismo apellido. La repetición en el tiempo de dicho equivoco, sin ninguna oportuna comprobación que lo hubiera hecho rápidamente subsanable hasta en las Enciclopedias y Diccionarios más modernos en sus noticias sobre esta ciudad. Salvo la identidad de apellidos no hay dato alguno que pueda justificar el mencionado lapsus: el aludido Inquisidor General de España se llamó Fray Tomás de Torquemada, perteneció a la Orden de Dominicos y fue contemporáneo de los Reyes Católicos; por otra parte, Don Diego no desempeñó jamás ningún cargo en aquel alto Tribunal inquisitorial.
Indudablemente este error histórico, de origen local, se ha sostenido por el desconocimiento de la verdadera personalidad de Don Diego dando ocasión a que en algún momento haya sido tomado para juzgarlo con aviesa intención en la necia leyenda con la que, a veces, se ha querido obscurecer la limpia ejecutoria de este pueblo.
Por otro lado aparece aquí este esbozo biográfico, porque creemos que, así como la dama aristocrática gusta en las grandes solemnidades, lucir junto a las galas de moda, los bordados, joyas y encajes que a ella llegaron de lejanos antecesores – por el porte nobilísimo que le prestan -, del mismo modo a una ciudad en fiestas siempre le va bien exhibir, entre las paginas anunciadoras de bailes, carreras de sacos y fuegos de artificio, las nobles excelencias de su pasado, y a fe que la figura de este bujalanceño lo merece,no tan solo porque puso muy alto el nombre de su pueblo, en un momento y en un ambiente intelectual nada fáciles por el número y calidad de sus componentes, sino, también, y acaso más que por esto, por que sintió profunda devoción por su tierra natal, adonde vino alguna vez, siendo Prelado, ansioso de revivir en su mente los recuerdos de su niñez, que discurrió por estas calles que forman el barrio de San Pedro, cerca del viejo castillo y a la sombra de la Iglesia Mayor, feliz de poder recrear su alma en los extensos y bellísimos paisajes que hoy columbran desde los altozanos que rodean la población… Muestra de aquel amor a Bujalance fueron, la ermita – casi iglesia – de San Pedro, erigida, precisamente, en la mansión donde vio la luz primera; la fundación de una cátedra de Gramática y Latinidad, que sostuvo a sus expensas mientras vivió, y, singularmente, el magnifico retablo del altar mayor de la Parroquia de la Asunción, precioso monumento del siglo XVI, que todavía podemos admirar. Bastaría esta liberalidad en pro de Bujalance para hacer su figura digna de evocación, y, desde luego, que lo fuera de manera más intensa y permanente que lo puedan hacer estas líneas.
Antonio Palomino de Castro y Velasco
Célebre pintor y biógrafo español del siglo XVII; nació en Bujalance en 1655. Estudió filosofía, teología yjurisprudencia sólo por complacer a sus padres, pues su genio le inclinaba desde joven al arte de la pintura, al cual se dedicó finalmente.
Concluidos sus estudios científicos, pasó a Madrid, donde estudió las grandes obras de los museos, y adquirió tal fama, que en breve, Valencia, Salamanca, Córdoba y Granada se apresuraron a hacerle encargos. No por esto abandonó el cultivo de las letras, a las que también era aficionado, y después de trazar las reglas de la pintura, y dedicó a escribir las vidas de los artistas españoles. A la muerte de su esposa, y ya en edad bastante avanzada, abrazó el estado eclesiástico, y murió en 1726.
Las dotes principales de Palomino consistían en un profundo conocimiento de la perspectiva, en la corrección y pureza del dibujo, en lo acordado del colorido, y en la erudición que se ostenta en todas sus composiciones, si bien se le critica de vulgar y hasta de innoble en los caracteres de las figuras.
Sus obras más notables son: Libros: Museo pictórico y Escala óptica; Vidas de los pintores y escultores eminentes españoles. Pinturas: La confesión de San Pedro, Los frescos en la iglesia de San Juan del Mercado, y los de la capilla de la Virgen de los Desamparados, en Valencia; Los cinco cuadros del retablo mayor, San Fernando, Una aparición, y el Martirio de San Acisclo y Santa Victoria, en la catedral de Córdoba; Frescos de la cúpula del sagrario, en la cartuja de Granada; el fresco del testero del coro en la iglesia de San Esteban de Salamanca; un cuadro de San Antonio de Padua en Sigüenza; San Dionisio y la Virgen de los Dolores, en Sevilla, el techo de la antesacristía de San Isidro el Real; El Salvador, San Pedro y San Pablo, Los cuatro Evangelistas, La venida del Espíritu Santo, La Concepción, San Ignacio dando la comunión a Santa Teresa, San Joaquín; Santa Ana, La Virgen, San Miguel, San José, y otros muchos cuadros y frescos, en Madrid.
Antonio José Galán
El gran aficionado bujalanceño Francisco Galán Gavilán tuvo la suerte de tener dos hijos toreros pero singularmente este Antonio José, que alcanzó en la profesión cotas importantes. Es curioso: cuando la familia decidió cambiar de residencia, de Bujalance a Fuengirola, Antonio José Galán, que había nacido el 19 de noviembre de 1948, tenía doce años, se preparó para ejercer la profesión de peluquero de señoras. Su padre, hombre previsor, le procuró unas instalaciones de salón de peluquería, por si acaso fallaban sus aspiraciones de ser torero, pero no tuvo necesidad de recurrir a tal profesión, pues la taurina llenó por completo su vida.
Su presentación sin picadores se efectuó en la malagueta Mijas, donde vistió el primer traje de luces. Después actuaría en córdoba el 12 de agosto de 1967, en novillada nocturna, y fue repetido dos noches más. Orientado taurinamente por el gran maestro Rafael Ortega, encauzó Antonio José su carrera novilleril y el 7 de octubre de 1969 se presentó con picadores en Fuengirola, lidiando novillos de Antonio Ordoñez,con Curro Claros y Raúl Aranda. Con este último y con German Urueña alternó en la novillada de su presentación en Madrid, el 21 de marzo de 1971, lidiando reses de Pío Tabernero. Y el 11 de abril siguiente se presentó en Córdoba, con novillos de Navarro Sabido, y de compañeros el nombrado Raúl Aranda y Pepe Romero, de Montilla.
Como culminación de una brillante campaña como novillero, tomó la alternativa en la plaza de La Malagueta el 9 de mayo de 1971. Miguel Márquez le cedió un toro de Manuel Álvarez en presencia de El Puno. Aquella temporada toreó 33 corridas, y al final marchó a América. Se presentó en Córdoba, ya como matador de toros, el 10 de octubre de 1971, alternando con José Luis Parada y Julián García, y , y toros de Manuel Camacho Naveda. En Madrid confirmó el doctorado el 16 de mayo de 1972, en que Miguelín le cedió el toro Tejero, de Samuel Flores, con Curro romero de tercer espada.
En los años 1972 y 1973 logró rebasar las 40 corridas y en 1974 actuó en 91 y toreó en Méjico, Perú, Colombia y Venezuela. En 1975 suma 74 corridas, en 1976, 56, en 1977, 42 y en 1978, 23. Después alternó sus actuaciones en los ruedos con su gestión como empresario de plazas de España y de América.
Así , en 1985 toreo 19 corridas, doce en 1986, cuatro en 1987 y una en 1988, limitándose a festivales para matar el “gusanillo” en la temporada de 1989. Antonio José Galán ha sufrido numerosos percances durante su vida profesional, algunos de gravedad. Conquistó preciados trofeos, entre ellos el municipal Manolete, de Córdoba, correspondiente a los años 1973 y 1974. Y siempre supo mantenerse en el justo equilibrio de su personalidad. Practicó un toreo recio y emocionante, adobado con un auténtico valor, que demostró muchas veces al ejecutar la suerte de matar valiéndose de un pañuelo en lugar de muleta. Además, pese que muchos le consideran malagueño, siempre tuvo a gala su condición de cordobés.
El torero falleció en Agosto de 2002 en accidente de tráfico.
Antonio Fernández de Molina y Cañas
Antonio Fernández de Molina y Cañas es un prestigioso investigador de fama internacional nacido en Bujalance en Noviembre de 1919, hijo de D. Antonio Molina, médico rural de gran prestigio en la región.
El profesor tiene publicados en todo el mundo más de cien trabajos científicos de gran valor para otros investigadores y neurofisiólogos. Fue el creador del instituto de Biofísica del Centro Superior de Investigaciones Científicas y ha formado a muchos alumnos que hoy hacen que la Medicina y, en concreto, la Neurofisiología en España esté a la altura de las mejores del mundo.
Ha dirigido muchos congresos internacionales y ha asistido a muchos más como representante español, pertenece a la Real Academia Nacional de Medicina, y es miembro de la Fundación Gregorio Marañón de Medicina. En 1961 el Ayuntamiento de Bujalance ofreció un homenaje al investigar con motivo de la concesión del Premio Nacional de Ciencias.
En junio de 1969 fue nombrado colegiado de honor del Colegio de Médicos de Córdoba. Ganador del Zahira de oro de 1977. En otoño de 1978 tomó posesión como Catedrático de Fisiología de Medicina. En Mayo de 1982 fue investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad Salmanticense.
En octubre de 1991 Ingresa en la Real Academia Nacional de Medicina, ocupando el sillón nº 29. El 12 de noviembre de 2002 recibe el premio nacional de Investigación Gregorio Marañón en el área de medicina, que recibió de manos de su Majestad el Rey.
Alfonso Galán Casero
Alfonso Galán Casero, nacido el 24 de marzo de 1954 y residente desde su niñez en la malagueña Fuengirola, al igual que su Hermano Antonio José. De éste recibió las primeras lecciones y le llevó a actuar en plazas venezolanas. Ya en España, se presentó en novillada de noveles en Córdoba, en la noche del 21 de agosto de 1971. Y con picadores hizo el paseo también en Córdoba el 28 de septiembre de 1974, alternando con Jorge Herrera y Garbancito, en la lidia de novillos de Ángel Peralta.
Hasta la temporada de 1975 había toreado dieciocho novilladas y se presentó en Madrid el 6 de junio de dicho año, con novillos de Marín Marcos y de compañeros Garbancito y López Heredia. Para el 8 de agosto de 1976 se anunció en Málaga la alternativa de Alfonso, con toros de Pablo Romero, y Antonio José Galán y Angel Teruell completando la terna, pero Antonio José sufrió una grave cogida la víspera, en Vitoria, y fue incluido en el cartel el malagueño Salvador Farelo. Así pues, de padrino ofició Ángel Teruel, el nombre del toro, Jazminito. Posteriormente fue ya su hermano quien le confirmó en Madrid, el 15 de mayo de 1979, con Currillo como testigo.
El año de su doctorado tomó parte Alfonso Galán en diecisiete corridas, pero fue bajando sensiblemente y, sin estar retirado de una manera oficial, son muy poco frecuentes sus actuaciones.
Agustín Castellano "El Puri"
Agustín Castellano Martínez, El Puri, de familia de destacados aficionados, nace el 11 de noviembre de 1944. Sus primeras salidas a los ruedos las realizó haciendo pareja con el cordobés Gabriel de la Haba Vargas Zurito. Juntos se presentaron como becerristas en la histórica plaza de Ronda el 10 de julio de 1960. Juntos también actuaron en una treintena de novilladas sin picadores, en 1961. Y también figuraron en el mismo cartel en la primera novillada con picadores en que ambos tomaron parte, el 12 de septiembre del año últimamente citado, en Cardeña (Córdoba).
En novilladas sin caballos habían actuado en un par de ocasiones en la plaza de Córdoba, con plazas montadas se presentaron el 6 de mayo de 1962, con novillos de Nuñez Guerra, de tercer espada Gonzalo Amián y por delante el rejoneador Clemente Espadanal.
De ahí en adelante, cada uno de dichos diestros comenzó sus actuaciones por separado y El Puri se presentó en Madrid el 15 de Septiembre de 1963, con Serranito y Gabino Aguilar, y novillos de herederos de Francisco Ramírez. Llegó a actuar dicho año en 23 novilladas y en 43 al siguiente, en que tomó la alternativa en córdoba, el 25 de mayo. El Cordobés le hizo cesión del toro Acuseta, de herederos de Carlos Núñez, en presencia de El Pireo. En Madrid confirmó el 18 de julio siguiente, lidiando una corrida portuguesa de Murteira Grave, con Palmeño y Jerezano.
Como matador de toros, Agustín Castellano El Puri no logró escalar la cima anhelada. El año que más toreó fue el 1968, que alcanzó las 24 corridas, pasando a nueve en 1969 y a tres. Al siguiente. En virtud de cómo se desarrollaban las cosas, decide retirarse del toreo y anuncia su despedida en la plaza de Montoro (Córdoba), el 12 de octubre de 1970, lidiando en solitario toros de Espinosa de los Monteros. En 1971 ingresa en las filas de los subalternos y va en la cuadrilla de su paisano Antonio José Galán, a la que pertenece hasta la temporada de 1974.
Pero de nuevo decide tomar la muleta y el estoque y anuncia su reaparición como matador de toros el 29 de mayo de 1975 en la plaza de Córdoba, en un cartel encabezado por el rejoneador Fermin Bohórquez y en unión de Fernando Tortosa y El Hencho, con ganado de Clemente Tassara. Este fue el epílogo de la vida taurina de Agustín Castellano El Puri.